El día de la Santa Cruz o día del Albañil
En toda sociedad, a lo largo del año,
se llevan a cabo celebraciones cívicas, políticas o religiosas que rompen la
monotonía de las rutinarias actividades relacionadas con el trabajo, el estudio
y demás actividades productivas y nos recuerdan eventos importantes de nuestra
historia. En algunos casos se tiene,
como son las fechas cívicas, celebraciones que en todo el país se festejan como
sucede con el 16 de septiembre o el 20 de noviembre, correspondientes a la
lucha de independencia o de la revolución;
otras como el 25 de diciembre que corresponde a la Navidad, se celebra en casi
todo el mundo y hay otras muy locales, como el 14 de Marzo que corresponde al
aniversario de la fundación de nuestra ciudad, Mexicali. Ninguna de estas celebraciones son selectivas
de algún sector de la población.
Hay también celebraciones que de manera particular, que
bien se celebran en todo el país, no corresponde a la población completa el
recordar la fecha y festejarla. Es el
caso particular del Día de la Santa Cruz o Día del Albañil, que su festejo se
focaliza en toda construcción en prácticamente todo el país y con
manifestaciones o expresiones muy diversas.
En el mundo católico dos celebraciones están vinculadas
de manera directa a la cruz de Cristo: la Exaltación de la Cruz, que se celebra
el día 14 de Septiembre y la Invención o Hallazgo de la Cruz, que se conmemora
el 3 de Mayo, siendo ésta última la que se relaciona con la el día de la Santa
Cruz que para muchos es el día del Albañil.
El origen de esta celebración está vinculado a una serie
de eventos ubicados en el imperio romano del siglo IV, en el que, el centro de
la acciones es Constantino el Grande.
Siendo emperador de Roma desde 306, tuvo que enfrentar en el año 312 a Majencio
quien también se ostentaba como emperador de Roma. Ambos militares tendrían un enfrentamiento en
el que, contando Majencio con un ejército más numeroso Constantino temía ser
derrotado. En la víspera a la batalla, marchando con sus soldados rumbo al
Puente Milvio, lugar donde se desarrollaría la batalla al día siguiente, ve
Constantino en el sol una cruz. Esa
misma noche, tiene un sueño, donde ve una cruz con una inscripción que dice “In Hoc Signo Vinces” (“por este signo vencerás”). A la mañana siguiente, ordena a sus soldados
elaborar lo que ahora conocemos como “lábaros” en los que se inscribe un cruz y
la leyenda ”IHSV”. La batalla la gana
Constantino el Grande, derrotando a Majencio y se proclama emperador absoluto
de Roma desde ese día, el 28 de octubre del 312 y hasta su muerte en el 372.
Al siguiente año, 313, proclamó el Edicto de Milán, en el que se
despenaliza la práctica del cristianismo, quienes eran perseguidos por el trono
romano. Poco tiempo después, la madre de
Constantino, Elena, viaja a Jerusalén a buscar la Cruz en la que Cristo fuera
crucificado y acompañado por trabajadores de la construcción, localizaron tres
cruces en el Monte Calvario un día 3 de Mayo. Con el propósito de verificar su
veracidad, se dice que cada una de ellas le fue acercada a un joven que recién
había muerto, y una de ellas lo resucitó, siendo ésta cruz la que se consideró
la de Cristo y fue llevada a Roma. El
culto se desarrolló en los siglos siguientes, convirtiéndose la cruz en un
importante signo en la iconografía religiosa, tal como lo hemos podido
constatar en las expresiones de arte religioso, llegando a todas las sociedades
que se convirtieron durante el medioevo al cristianismo.
Poco
tiempo después de la llegada de los españoles a tierras americanas, la
expedición al mando de Juan de Grijalva, sobrino de Diego Velázquez de Cuellar,
entonces gobernador de la Isla de Cuba, y preparada desde enero de 1518, parte
el 8 de Abril de ese año para finalmente llegar a las costas de la Isla de
Cozumel, que fuera nombrada Santa Cruz de Puerta Latina, por haber llegado precisamente
el día 3 de mayo siguiente, fecha misma del hallazgo de la cruz por Santa Elena. Por cierto que a la península de Yucatán le
llamaron Isla Rica, toda vez que suponían que al igual de Cozumel, Yucatán era
una isla.
Pero no es sino hasta 1523 cuando la exaltación de la
Cruz adquiere una mayor presencia en nuestra tierra, ya que Fray Pieter van der Moere, mejor conocido Fray
Pedro de Gante, franciscano de origen Belga, llega a México e inicia una
incasable labor de educación y evangelización.
Cuando incorpora, en 1525 la escuela de artes y oficios en San José de
Belén de los Naturales, adjunto al Convento de San Francisco, y se enseñan
diferentes artes y oficios como la música, la pintura, las letras, la escultura
y la construcción. En este último
oficio, dentro del contenido religioso, incorpora la veneración de la Santa
Cruz y toma como referencia el día 3 de Mayo, la llegada de esa imagen a tierra
americana.
Es por demás complicado
seguir la huella a una tradición que como casi todas las llegadas a Mexico por
medio de los españoles y que fueron
mezclándose con las tradiciones y culturas indígenas, ya que fueron tomando
expresiones muy diversas. Llega a su plenitud la celebración del día de la
Santa Cruz a finales del siglo XVIII. Cada pueblo y cada región la fueron
asumiendo a su muy particular manera de vivirla, pero lo que sí es claro, es
que quien la adoptó de manera personal fue la gente cuyo oficio estaba
relacionado con la construcción. A
partir de la guerra de independencia y de la revolución mexicana, la
celebración va adquiriendo sesgos diversos toda vez que la influencia católica
en el colectivo nacional da giros influidos por las políticas de quienes
ostentan el poder. La tradición
permanece con gran fuerza en unas regiones y se desvanece en otras, pero al día
de hoy, ahí está: el Día de la Santa Cruz o Día del Albañil.
Días antes del 3 de mayo
de cada año, entre el personal de toda obra, la expectación inicia esperando
siempre tener una celebración memorable.
Muy temprano, ese día, los trabajadores llegaran con un espíritu
diferente a cualquier día de trabajo. Lo
primero que harán en esa jornada de trabajo será buscar, entre los materiales
de la obra, un par de tablas o barrotes para configurar una cruz, como la de
Cristo, que será ornamentada con papel de china, papel crepé, o cualquier otro
material que han de llevar ex profeso de casa o mandarán a algún chalán a
comprar en algún lugar cercano.
Las dimensiones de la
cruz varían, y van desde una modesta cruz de menos de un metro de altura, hasta
una de tamaño natural, a escala
humana. Es común que esta cruz se
elabore con un gran colorido y será colocada en el lugar más alto y visible de
la construcción, exhibiéndose con orgullo y esperando a la vez, contar con la
protección de Dios en los trabajos que día a día se desarrollan en las obras de
edificación. En algunas ocasiones, las
cruces son llevadas al tempo católico más cercano para que sean bendecidas por
el sacerdote del lugar.
Las tareas cotidianas
continúan hasta la hora del lunch, lonche o almuerzo, que se acostumbra a las
12:00 mediodía. A esa hora deberá de
iniciar la fiesta. El anfitrión es el
patrón, sea el dueño de la edificación o su representante que es el arquitecto,
el ingeniero o el contratista que está a cargo de los trabajadores. Al anfitrión le tocara preparar todo lo
concerniente a los alimentos y las bebidas; los trabajadores, que son los festejados,
prepararan el espacio para que se lleve a cabo la celebración. Según la costumbre del lugar y los gustos de
los agasajados, se podrá preparar carne asada, barbacoa, carnitas, tamales u
otros platillos. La cerveza y las sodas
son parte indispensable del menú, aunque normalmente éstas últimas serán sólo
para aquellos abstemios, alcohólicos en tratamiento (los que no estén en
tratamiento, no) o quienes estén pagando una manda o algo así. Los trabajadores de la obra improvisaran,
normalmente, mobiliario como mesas y sillas con bloques y tablones, triplay y
otros materiales y elementos de uso común en la obra, como escaleras, andamios
y más. En un ambiente de fiesta,
trabajadores y patrones conviven alrededor del motivo, la celebración de la
Santa Cruz, que aunque la celebración es más pagana que religiosa (lo supiera
Constantino I y le da un ataque, ya que después de su conversión se dedicó a
corretear paganos).
Con frecuencia, los
trabajadores, sean albañiles, medias cucharas, peones, electricistas, plomeros,
carpinteros y demás, invitan a familiares o amigos y de igual manera los
anfitriones llevan a familiares y amigos, colegas y demás, con carácter de
“colados”, pero amablemente aceptados.
La fiesta se prolonga
normalmente hasta una hora adecuada cercana al tiempo que se concluyen los
trabajos diarios, sean las cuatro o cinco de la tarde. Seguramente habrá picados que se quieran
quedar a tomar un poco más de cerveza o algún otro licor o aguardiente que no
faltará, pero habrá que recordar que al siguiente día las labores iniciaran a
las siete de la mañana o bien, que cuando el alcohol excede los límites de cada
quien, afloran con frecuencia algunas diferencias entre los invitados que
pueden hacer perder la cordura e iniciar agresiones que hagan que la celebración
termine como “el Rosario de Amozoc”.
De cualquier manera, se llega
el momento de despedirse, recoger basuras y acomodar el improvisado mobiliario usado
en la fiesta.
Esta fecha es, a final
de cuentas, una gran oportunidad que tenemos los arquitectos y constructores de
agasajar a quienes, me diría en alguna ocasión el finado y muy estimado Arq.
David Sánchez Ramírez, “nos dan de comer
con sus manos todo el año”.
La preservación de
tradiciones y costumbres nos da sentido cultural. Nuestras formas de pensar, de actuar, de
sentir en relación con nosotros mismos y la expresión de estas formas crean
cultura. Los gremios relacionados con la
construcción, antes que engranaje de una industria, somos personas, somos
ciudadanos y somos mexicanos, y mexicanos que tenemos, al menos aquí en
Mexicali, una manera muy particular de celebrar el día de la Santa Cruz, el día
del Albañil.
1 comentario:
...ese último comentario: YA LO CREO QUE SÍ...y para muestra nomás es ver ->
www.facebook.com/photo.php?fbid=10151645410000856&set=a.10151311915650856.516863.725150855&type=1&theater¬if_t=photo_reply
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