viernes, 22 de junio de 2012

sábado, 16 de junio de 2012

Ser Urbano


Seres Urbanos

Independientemente de la concepción personal  que tengamos, como ciudadano se define a todo aquello o a aquel que pertenece a la ciudad o es relativo a la misma. Y a la ciudad se le define como el área urbana que cuenta con una elevada densidad de población y le distingue que sus miembros no se dedican a la agricultura.  De ahí entonces que las personas que se dedican a esta última actividad, los campesinos, sean vistos como lo contrario a los seres urbanos, a los citadinos, a los ciudadanos.  Cosa más extraña entonces sería decir que los campesinos no son ciudadanos.  Aparece entonces la definición “política” de ciudadano, que define a cada uno de los nacidos en una entidad geopolítica determinada y que de acuerdo a la legislación de ese estado, adquiere obligaciones y derechos para la vida social y política de donde pertenece. De ahí que el medio o espacio rural tiene además a ser difícil de definir, aun cuando una manera de aproximarnos a ello, sería decir que se trata de la áreas no urbanizadas cuyo fin  o propósito es utilizarla para actividades agropecuarias, agroindustriales, extractivas u otras dedicadas a actividades primarias de la economía.
                Regresando el ciudadano, digamos urbano, es quien entonces se dedica a actividades de sectores secundario o terciario, es decir, comercio o servicios principalmente, o bien industria de la transformación en todas sus variantes, vive en extensiones territoriales que le define una más alta densidad de población, así como la provisión de bienes y servicios adecuados a las necesidades que crea su condición de formación de comunidades urbanas.

El ciudadano, como el marinero, es miembro de una asociación. A bordo, aunque cada cual tenga un empleo diferente, siendo uno remero, otro piloto, éste segundo, aquél el encargado de tal o de cual función, es claro que, a pesar de las funciones o deberes que constituyen, propiamente hablando, una virtud especial para cada uno de ellos, todos sin embargo concurren a un fin común, es decir, a la salvación de la tripulación, que todos tratan de asegurar, y a que todos aspiran igualmente.
Aristóteles, Política, Libro Tercero, cap. II

Al referirnos a las necesidades básicas del ser humano, que son para todos las mismas, y entendiendo que una sociedad debe tender a ser democrática e igualitaria al procurar ser justa para con los ciudadanos, vemos como hay elementos que deberá de proveerse para asegurar el equilibrio de la vida y la procuración de la felicidad dentro de un ámbito urbano.  Es obligación del estado, organismo de creación ciudadano, proveer los medios para que los ciudadanos obtengan esos satisfactores.

Enumeremos las cosas mismas a fin de ilustrar la cuestión: en primer lugar, las subsistencias; después las artes, indispensables a la vida, que tiene necesidad de muchos instrumentos; luego las armas, sin las que no se concibe la asociación, para apoyar la autoridad pública en el interior contra las facciones, y para rechazar los enemigos de fuera que puedan atacarlos; en cuarto lugar, cierta abundancia de riquezas, tanto para atender a las necesidades interiores como para la guerra; en quinto lugar, y bien podíamos haberlo puesto a la cabeza, el culto divino, o como suele llamársele, el sacerdocio; en fin, y este es el objeto más importante: la decisión de los asuntos de interés general y de los procesos individuales.
Aristóteles, Política, Libro Cuarto, cap. VII


Toda vez que nuestra cultura, si bien hoy globalizada, está enraizada en conceptos de origen griego y romano, tanto en lo cultural como en lo político y lo jurídico, y esta vinculación da sentido a muchas de nuestras formas de pensar y actuar, es que me refiero a Aristóteles nuevamente cuando dice en el mismo texto enunciado anteriormente, renglones adelante: la agregación que constituye la ciudad no es una agregación cualquiera, sino que, repito, es una agregación de hombres de modo que puedan satisfacer todas las necesidades de su existencia.  Si uno de los elementos enumerados llegan a faltar, entonces es radicalmente imposible que la asociación se baste a sí misma.  El estado exige imperiosamente todas estas estas diversas funciones: necesita trabajadores que aseguren la subsistencia de los ciudadanos, necesita artistas, guerreros, gentes ricas, pontífices y jueces, que velen por la satisfacción de sus necesidades y por sus intereses.”

El ciudadano pues, tanto el urbano como el  rural, tiene derechos y obligaciones en su condición de habitante, aunque no todos del espacio urbano, siendo marineros todos del mismo barco. Así mismo, todos los ciudadanos deben de tener la oportunidad de recibir lo básico o fundamental para una vida plena y ésta por supuesto quedará definida, en sus alcances y dimensiones, por su propio nivel cultural y social, siendo deseable que en todos sea el mismo, aun cuando sabemos que en razón a características ya particulares de los individuos, habrá diferencias sustanciales entre los miembros de cada sociedad urbana en particular.  Por ello, también es de gran importancia que, la educación y cultura que se transmita a los ciudadanos, contenga los elementos mínimos de conocimiento y competencia que les permita vivir la ciudad de la mejor manera posible.

A manera de conclusión, los ciudadanos son responsables junto con el Estado que ellos mismos conforman, de proveer lo necesario para establecer los mínimos de una vida plena para cada uno de ellos, satisfaciendo primero “las subsistencias” e inmediatamente después, los demás satisfactores e intereses que hagan de su vida no sólo la oportunidad de sobrevivir, sino de vivir y realizarse plenamente en lo material y en lo espiritual.  Por supuesto que esto es sumamente amplio y complejo y habremos de ampliarnos luego en la búsqueda de definiciones más concretas y específicas que nos permitan buscar y encontrar los medios de lograrlo.