jueves, 17 de noviembre de 2011

PROMESA

Prometo solemnemente, ante cualquiera que lea éste mensaje, que volveré a publicar mis membadas a partir de este fin de semana. Hay muchos proyectos en el aire, como el del Valle 7.2, el de Nuevo Pueblo Nuevo, el de Urbanósfera-Radioconstrucciondelaciudad y más y se necesitará de un club FEA Mexicali... ja ja... Fanaticos de la Endogamia Arquitectónica de Mexicali.... jo jo...

sábado, 23 de abril de 2011

Adobe for Women

sábado, 12 de marzo de 2011

Tecnologia para el Diseñador

domingo, 13 de febrero de 2011

Profesores hoy.


Haciendo lo mismo no tendremos resultados diferentes. Si hacemos lo mismo que hacíamos hace quince o treinta años, no podremos esperar resultados mejores el día de mañana. ¿Qué de que estoy hablando? De la manera como preparamos a los que serán los profesionistas y gestores del mundo de mañana.

La educación formal que se ha impartido ahora y siempre adquiere sentido si ubicamos sus resultados en el mañana, y éste cada vez llega más pronto. Probablemente, hace unos años, el sistema educativo tenía todo el tiempo del mundo para planear nuevos modelos educativos y experimenta con ellos.

Nunca imaginamos que las lluvias ácidas que se dieron en el norte de Estados Unidos a mediados de los años cincuenta, serían el preámbulo de una catástrofe mundial que ha venido gestándose en los últimos cien años a partir de una cada vez más compleja acumulación de residuos industriales y domésticos en toda la capa de vida de la tierra. Hoy todos los esfuerzos que se hacen parecen infructuosos y más cuando es evidente que el grueso de la población mundial, no hemos tomado conciencia de ello y con esto, por supuesto, quienes toman las decisiones al respecto sólo asumen lo mínimo necesario.

En el ámbito de la educación pasa algo similar. Mientras más conocimientos tenemos, mas retrocedemos. Tony Wagner, el experto en educación de Harvard y autor de "The Global Achievement Gap", explica de esta manera. “Hay tres habilidades básicas que los estudiantes necesitan si quieren prosperar en una economía del conocimiento: la capacidad de hacer el pensamiento crítico y resolución de problemas, la capacidad de comunicarse de manera efectiva, y la capacidad de colaborar.”

Países como Finlandia y Dinamarca, líderes en educación, han desarrollado estrategias educativas que inician con el correcto reclutamiento de profesores para su sistema educativo: profesionales especialistas en su materia, la mayoría de ellos estrechamente vinculados a los sectores productivos, que son a la vez que profesores, profesionistas que ejercen su disciplina, de tal manera que lo que enseñan queda fuertemente vinculado a las problemáticas contemporáneas y futuras.

El profesor debe ser alguien que cambie la vida del estudiante. Si el conocimiento es capaz de transformar las vidas de las personas, ¿porque entonces no estamos viendo cambios positivos en nuestra sociedad? Evidentemente “el sistema”, que somos todos los intervenimos de una manera u otra en los procesos de aprendizaje de los jóvenes, no está haciendo lo correcto. En Corea del Sur comúnmente se refieren a los profesores como los “constructores de la nación”.

Hay muchas cosas que estamos esperando de la generaciones del futuro, pero ellos no lo podrán hacer solos. Se necesitan mejores padres y mejores profesores, ya que los primeros veinte años de vida de cualquier persona, serán los definitivos en la gran mayoría de ellos. Queremos que lean pero no lo hacemos, queremos que aprendan pero no lo hacemos, queremos que escuchen pero no lo hacemos, queremos que sean mejores, pero ni siquiera lo intentamos nosotros.

El pensamiento crítico y actitud propositiva ante los problemas del entorno, la capacidad de comunicación y la capacidad de colaboración que menciona Wagner son, casualmente, las competencias básicas que las economías emergentes están empuñando como armas para el desarrollo actual y futuro de sus sociedades, y la evaluación más precisa de los resultados se mide en la elevación de la calidad de todos y cada uno de los segmentos de la población de sus naciones y no lo que los organismos “para la evaluación de la educación” miden, ya que, a final de cuentas, son financiadas por los mismos que son evaluados; es decir, al evaluador le paga el evaluado y como dicen en mi tierra, "el que paga manda". Dificilmente el resultado de la evaluación reflejará la realidad cuya medición exacta nos podría ayudar a entenderla y mejorarla.